Udiversidad: un espacio en construcción.
La primera vez que tuve contacto con el colectivo Udiversidad fue en una de su reuniones. Llegué buscando un espacio de discusión política e identificación grupal; sin embargo me tope con una dinámica muy diferente a lo que pensaba. Me resultó especialmente curioso observar una reunión en que un hombre de edad avanzada tomaba el micrófono para intentar dirigir la discusión a un plano discursivo que se jactaba de ser político y revolucionario, pero escondía una lucha por el control de un espacio estudiantil. Al tiempo que Ruben y Daniel (en ese momento las figuras mas “llamativas”) esquivaban muchos de sus argumentos y reflexiones de una manera por demás artística y diplomática, para seguir con los intereses primordiales de la mayoría de los ahí reunidos: la organización de la próxima salida de “antro”.
Bajo la concepción que hasta ese momento tenía de lo que debía ser un “colectivo estudiantil”, clasifiqué a Udiversidad como un espacio de socialización y no un “colectivo”. No había discusiones políticas, ideológicas o teóricas de “verdadera relevancia”; las acciones o proyectos eran más para el esparcimiento que para el análisis o “concientización social”. Con todas esas carencias, no podía decir que aquel espacio fuese un verdadero “colectivo estudiantil”. Finalmente la homofobia seguía siendo un patrón de interacción en la Universidad y un “colectivo homosexual” inserto en dicha institución “perdía su tiempo” en reunirse para organizar salidas al antro u otros lugares de esparcimiento. Lo único que entonces me resultó interesante fue la lucha evidente por el poder y control del grupo que en aquel momento era evidente tenían las figuras mas visibles del mismo. No me interesaba luchar por un espacio de poder ni “perder mi tiempo en superficialidades”: no regresé a las reuniones.
Mas adelante encontré, junto con otr@s compañer@s el espacio que creí satisfacía mis intereses y necesidades político-sociales. Junto con este otro colectivo participé en diversos actos políticos y “revolucionarios”; desde la perspectiva de quienes ahí estábamos nuestro trabajo sentaba un precedente en la Universidad. Nos atrevimos a realizar la primer manifestación política del rectorado de Narro, nosotros los homosexuales y lesbianas realmente “conscientes” de la UNAM no sólo nos reunimos frente a la Rectoría y llamamos a muchos medios de comunicación para denunciar la homofobia en la máxima casa de estudios, sino que –incluso- osamos besarnos en las narices del Rector. Eso si era un “colectivo estudiantil”. Hoy de aquel grupo de “revolucionarios, disidentes sexuales, actores políticos, etc.”, solo quedan los recuerdos y talvez algunos rastros documentales; la actividad política cesó muy rápido. Bastó solamente que los conflictos amorosos y las diferencias de pensamiento se hicieran presentes para que dicho espacio se desvaneciera en el aire. Y Udiversidad, seguía ahí, de pie.
Haciendo un ejercicio de humildad y memoria, recordé los diversos momentos en que participé con aquel colectivo “revolucionario” en las luchas político-sociales y… curiosamente siempre aparecía en mi mapa mental uno o más participantes de Udiversidad. En la marcha “LGBTTTI” dónde portamos machetes y carteles con consignas políticas “radicales” para muchos, en las ofrendas en CU, en las discusiones y aprobación de la modificación al Código Civil del DF y la ampliación de la definición de matrimonio, etc.
Udiversidad con toda la “superficialidad”, “trivialidad” y “frivolidad” que lo caracterizaba estaba siempre ahí; firme y constante como un árbol que se resiste a caerse pese a las inclemencias del tiempo. Fue entonces cuando recibí de ell@s una gran lección: las verdaderas acciones de transformación no sólo son aquellas que transgreden y cuestionan, sino también las que en su constancia y tenacidad permanecen, escuchando y caminando junto son quienes las construyen. Ahora son 5 años, pero ello es solo una muestra de lo mucho que aun tienen que caminar y aprender de tod@s l@s que son Udiversidad y lo serán en un futuro. Enhorabuena y gracias por seguir caminando.
Atte. Rodrigo Castillo Aguilar.
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